¿Somos lo que comemos o somos lo que absorbemos?
Se suele pensar que somos lo que comemos y esto en parte es cierto, sin embargo, esta frase resulta ser incompleta porque parte fundamental de este proceso está representado por la asimilación de nutrientes.
Que nos alimentemos de forma saludable está muy bien, pero es importante constatar que lo que ingerimos sea realmente útil para nuestro organismo.
Este es uno de los motivos por los cuales muchas personas que se alimentan de manera correcta no ven progreso en su perdida de peso e inclusive presentan un cuadro de síntomas y malestares recurrentes que no logran explicarse y esto puede representar una antesala a posibles enfermedades crónicas.
Todo esto sucede porque en realidad somos lo que digerimos y lo que absorbemos porque muchos de los nutrientes que ingerimos con la comida y suplementos, terminan siendo desechados por nuestro organismo sin que se hayan aprovechado sus beneficios.
Entonces es oportuno preguntarse: ¿adónde se está yendo esa comida?, ¿por qué no se está convirtiendo en energía, en masa muscular o por que no nos proporciona salud para vivir bien?
La asimilación de nutrientes es la clave para que lo que se ingiera, se convierta en lo que requerimos para vivir saludablemente y quien juega un papel fundamental en este proceso es el sistema digestivo, en particular modo el intestino.
El sistema digestivo se encarga de descomponer y absorber los nutrientes provenientes de los alimentos, tomando de ellos todas las vitaminas, minerales, así como los macronutrientes para ser procesados y enviados al torrente sanguíneo en forma de combustible.
Si el cuerpo está colapsado por alguna razón o está padeciendo de condiciones que lo afectan es porque con mucha probabilidad el intestino no está integro, tiene “filtraciones”, técnicamente se habla de intestino permeable. Si esto sucede, las células y en consecuencia todo nuestro cuerpo puede estar expuesto a grandes deficiencias nutricionales que nos hacen más vulnerables ante el desarrollo de ciertas enfermedades crónicas.
Causas relacionadas con la absorción de nutrientes
Una microbiota intestinal alterada, recordando que la microbiota es una comunidad de microorganismos vivos que alberga el tubo digestivo y que cumple numerosas funciones en nuestro organismo, algunas relacionadas con la nutrición y el metabolismo, ya que la interacción de los microorganismos que forman parte de este ecosistema producen energía, vitaminas y ayudan a la absorción del hierro y el calcio y además participan en el desarrollo del sistema inmune. Por eso una microbiota alterada compromete de manera significativa nuestro estado de salud.
Problemas pancreáticos y esto porque las enzimas pancreáticas son químicos naturales que en condiciones normales ayudan a descomponer grasas, proteínas y carbohidratos. Cuando existe una insuficiencia pancreática tenemos una inhabilidad por parte del páncreas de producir las enzimas necesarias para la digestión y esto condiciona claramente la posterior absorción de nutrientes.
Intolerancias alimentarias como por ejemplo al gluten o la lactosa que pueden afectar el estado del sistema gastrointestinal.
Infecciones intestinales por Giardia o parásitos que dificultan la absorción de nutrientes y perjudican el ecosistema intestinal.
Algunos medicamentos que influyen en el metabolismo de las vitaminas, minerales y oligoelementos de manera que pueden dar lugar a carencias o deficiencias importantes. Esto dependerá del tipo de nutriente en cuestión, de la dosificación del fármaco y del número de medicamentos que se consumen simultáneamente.
Algunas sustancias operan inhibiendo el apetito o impidiendo la absorción del micronutriente, mientras que otras bloquean directamente la acción de los micronutrientes.
El estrés excesivo que impide una buena digestión y por ende una buena absorción
El no masticar bien los alimentos ya que la primera fase del proceso digestivo se realiza en la boca gracias a la acción de algunas enzimas que permiten la formación del bolo alimenticio
La biodisponibilidad de los nutrientes, lo cual tiene que ver con la velocidad y cantidad con la que dicho nutriente o parte de este viene absorbido y se hace disponible para su lugar de acción ( en este caso la sangre).Este proceso dependerá de varios factores entre ellos el estado de la mucosa digestiva, del tipo de cocción de un alimento, la forma en la que se mastica, la interacción con otros nutrientes y con medicamentos ingeridos, además de parámetros individuales de la persona como edad y estado de salud.
¿Qué nos indica que somos lo que absorbemos?
Las carencias nutricionales se revelan a través de una analítica sanguínea. Lo más común es que se presenten bajos valores en los niveles de hierro que pueden sugerir la presencia de un cuadro anémico, la falta de magnesio que expone a las personas a debilidad ósea, poca vitamina B12 y por eso la persona padece de dolores musculares, carencia de zinc y de vitamina D que también está relacionada con el trabajo sinérgico de otros minerales que no se asimilan.
La forma en la que esta mala absorción progresa en el tiempo, es dando cabida a muchas enfermedades crónicas, intolerancia hacia algunos alimentos, alergias (dermatitis, sinusitis, asma), problemas en la piel (acné, rosácea) , un sistema inmunológico debilitado, enfermedades autoinmunes ( tiroides y artritis, psoriasis) y padecimientos digestivos como intestino irritable o enfermedad de Crohn
Así que esto nos enseña que no podemos confiarnos solo de lo que comemos, hay que prestar atención a cualquier malestar que se presente de manera recurrente. Lo que caracteriza a esta condición de mala absorción es la diarrea crónica, así como la pérdida de peso, la anemia y un estado prolongado de fatiga. Por lo tanto estén alertas a como se sienten y recurran a un diagnóstico profesional de ser necesario.
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